Falleció el sábado, 20 de abril, a los 97 años de edad.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.
Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla.
Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos.
Vieji, que con este Salmo 103 (102), siempre nos acordemos de ti
Tus nietos, Pablo y Hugo Kowalski Kutz