ObituarioMiguel Gallego Zapata
La primera semana de agosto se ha llevado a mi maestro y amigo Miguel Gallego, cronista oficial de San Javier, llenando de tristeza y añoranza la próxima celebración de sus treinta años como encargado de llevar el registro del acontecer histórico de esta localidad.
Será recordado por su fecunda vida, en la que la promoción y el cariño por su pueblo no conocían límites en este hombre ejemplar. Quienes hemos tenido la suerte de estar a su lado, desde hace muchos años, no podemos olvidar su ímpetu vital de líder de la comunicación.
‘De San Javier al Cielo’ es el titular que, hace unos años, me encargó que escribiera cuando llegara este momento. A lo largo de estos días de lucha con su enfermedad, he tenido en la mente el titular y he reflexionado sobre su significado. Nunca he desvelado esta confidencia. Nunca quería que se presentara, pero cumplo su deseo porque, como me confesó, «me iré de un cielo a otro» con la seguridad de que San Javier ha sido para él su felicidad.
En su muerte, rodeado de sus hijos que le adoraban, con la bandera de San Javier y las condecoraciones otorgadas cubriendo su féretro, se le dio un último adiós a un hombre inolvidable que dio testimonio de una vida tan llena y realizada.
Miguel, con ideas innovadoras, puso la historia de San Javier en manos de sus vecinos a través de decenas de publicaciones a las que impregnó con su señorío, inteligencia y buen hacer. Llevó y elevó el nombre de San Javier, como municipio excepcional, por toda la geografía y lo vinculó con cada una de las poblaciones en las que lo representaba mostrando el nexo común que había investigado.
Con el paso de los años, las limitaciones físicas no pudieron anular su espíritu emprendedor, de trabajo y divulgación de las excelencias sanjaviereñas para que sus paisanos se enorgullezcan del pueblo, ofreciendo ante todo su ejemplo de cristiano profundo, padre y abuelo ejemplar, y amigo fraternal.
Fiel cumplidor de la labor de cronista que tiene como patrimonio indiscutible, junto a la ejemplaridad de su representante, la dedicación y amor a la localidad que lo vio nacer y a todos los habitantes presentes y desaparecidos, que a lo largo de sus vidas han sabido prestar de forma anónima y desinteresada grandes servicios al municipio.
Miguel Gallego deja en herencia un valioso legado de generosidad, lealtad y dedicación a San Javier, de constancia y trabajo en la tarea para la que concibió la transmisión de la historia.
Con nuestro adiós emocionado, va nuestra despedida y recuerdo, lleno de gratitud y reconocimiento por su ejemplo. Al mismo tiempo que nos da un impulso para proseguir su trabajo y continuar su fecundidad con iniciativas y proyectos, con el fin de que todos mantengamos el orgullo por nuestro pueblo, como Miguel Gallego nos enseñó y encargó.
