Mi salud no me permitió acudir a tu despedida final y sólo pretendo hacerte un sencillo homenaje y compartirlo.
Dejas un recuerdo de persona alegre, generosa con todos los que querías. Fuiste un gran disfrutador de la vida, dejaste una huella de amor a tu familia y amistades, también de amor a la cultura en general, y en este siglo con Internet, ya para siempre, en tus vídeos sobre pintores, fotógrafos y personajes y momentos históricos, ampliaste los receptores “desde Ushuaia, Tumbuctú, Verjoyansk, Bembibre y hasta Curitiba, si te ha gustado compártelo con el éter etéreo del mundo mundial” como frase final.
En el último año juntos seguíamos repitiendo formatos intemporales, uno de muchos, como ante una decisión pequeña o grande: -Creo que te equivocas … Yo creo… -Y yo te respondía: Papá, no me puedes tratar como si fuera una niña, tengo 16, 24, 32 …55 años; y me respondías como la primera vez en el siglo XX: -Claro que puedo, soy tu padre y te doy un consejo y opinión sin ganarme un duro, y tú, como hija, puedes ejercer tu derecho democrático y defender tu postura y nunca, hija, pierdas el sentido del humor, porque entonces la vida pierde un poco de encanto.
Así aprendí de forma natural a dialogar, a discutir sanamente. Siempre ibas con los tiempos, la primera subida de propina con 14 años tuvo el formato, que previamente explicaste, de los pactos de la Moncloa.
Quedan los cuentos en mi memoria, las historias divertidas inventadas, los nombres y posiciones de las estrellas, pasada la adolescencia comprendí que todo formaba parte de tu sistema educativo para la vida. Siguen vivos porque los recordamos y volvemos a ellos con frecuencia, tus hermanos Pedro y Julita los amplían con los de vuestra niñez y vida familiar.
Si este texto tuviera músicas: El Coronel de Caballería sin duda habrías elegido ‘Grandola Vila Morena’ con sus rojos claveles símbolo de la Revolución pacífica (Portugal), aunque tu género favorito fue el jazz, sonido Dixiland.
La firmeza de tus convicciones, en el intocable metro cuadrado de tu persona, de tu vida, son mi referente. Seguirás siendo mi constante, mi particular refugio, mi Bálsamo del Perú. Y sí, papá, me han querido mucho y bien, pero nunca nadie me querrán como me quisiste tú.
Cristina Ballesteros.
Nevasa Funeraria Municipal
